miércoles, 27 de enero de 2010

La Inscripcion en la tumba...

Era evidente que Raúl Suárez había llegado demasiado temprano al cementerio. No tuvo tiempo para ir a la funeraria, pero quería cuando menos hacer acto de presencia en el sepelio de su antiguo jefe. Comenzó a caminar y a leer las inscripciones sobre las lápidas. “Zutano, a quien siempre echaremos de menos”. La gran mayoría se concretaba a poner el nombre, una cruz, y las fechas de nacimiento y defunción. Otras se le antojaban exageradas: “Nunca te lloraremos lo suficiente”.
De pronto, lo asaltó un pensamiento: "Si pudiera escogerlo, ¿Qué quisiera que pusieran sobre mi tumba?"
Debería resumir, eso sí, su actuación en esta tierra. Pensó que para mucha gente, un epitafio como “Fulano de Tal, nació en 1955, murió en 1980, pero lo enterraron en 2005” sería real. Son aquellos cuyos sueños y esperanzas murieron cuando tenían 25 años. Después sencillamente existieron.
Otros, sin embargo, trabajaron tanto y se afanaron tanto en su lucha, que se olvidaron de vivir. Otros más, en su afán de perfección sufrieron cualquier pequeño desorden. No se dieron cuenta que la felicidad no está en un hogar impecable, en un niño siempre sentado que jamás molesta, sino en su jugueteo y su risa. ¿Un epitafio para esta gente? “Aquí yace Fulanito, quien en su afán de perfección se olvidó de vivir”.
Raúl pensó en los inconformes: “En esta fría tumba (¡qué no le gusta!) Yacen los restos de Zutano, quien no encontró nada de su agrado en este mundo”. Son aquellos que jamás disfrutaron su trabajo, al que dedicaron sin embargo decenas de miles de horas de su tiempo.
Para algunos otros, sería exacto ponerles: “Perencejo, fue tan inmensamente rico que no se sabe cuánto dejó. Lo que sí se sabe es que no se llevó nada”. Son los que en su afán de atesorar, se dan cuenta demasiado tarde, que ya no tienen tiempo para disfrutarlo.

Después del sepelio, Raúl llegó a su casa y mientras cenaba contempló a su esposa y a sus hijos. En ese momento pensó en su epitafio: “Aquí yace Raúl Suárez, un hombre que vivió plenamente e hizo de este un mundo mejor donde vivir.”

En el diario vivir, no debemos distorsionar la oportunidad de vivir plenamente y no debemos olvidar que el hecho más importante de la vida, es precisamente vivirla.

Y ustedes, si pudiesen elegir, ¿cuál quisiera que fuera la inscripcion sobre su tumba?

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