
Creo que lo hizo un tanto irreflexivamente, pero recuerdo que le contesto: “Yo le diría, señor, tengo buenas noticias para usted ¡solo tendremos que extraerle uno de sus dos pulmones!” El publico estallo en carcajadas, y el tuvo que disculparse por haber bromeado con algo tan serio. Pero para mi sorpresa, otro de los médicos se levanto y le dijo que el ejemplo le había ayudado a captar bien el concepto de que efectivamente todas las cosas a la larga, ocurren para bien.
El tiempo ha pasado, y las cosas que han venido ocurriendo en mi vida, me han convencido cada vez más de esta enorme verdad. Pudiera ser que no lo comprendamos en un principio, pero a la larga, las cosas ocurren para bien.
Si, usted y yo tenemos siempre bendiciones que contar.... ¿Cómo cuales?... Pues, estamos vivos. Dios nos tiene en este momento en este mundo, y nos da la oportunidad de hacer algo valioso con nuestra vida. Tenemos un par de ojos que nos permiten admirar un atardecer cuando el sol tiñe de rojo el cielo, y ver la sonrisa en el rostro de nuestros seres queridos. Y un par de oídos que nos permiten percibir los sonidos. Y tenemos un cerebro que nos permite guardar conocimientos y recuerdos, pensar y tomar decisiones. En realidad estamos construidos como una maravilla. Y creo que cada día deberíamos tomarnos un tiempo para pensar en ello, y agradecerlo. Probablemente tenemos también un trabajo, una familia, un hogar y algunos amigos. ¿No es todo eso una bendición?
Estamos tan enfocados en lo que no tenemos, que todo aquello por lo que deberíamos estar agradecidos, se nos vuelva invisible.
Hay que hacer un alto en el camino, y contar nuestras bendiciones. Conseguir así la paz de espíritu que viene del agradecimiento y que nos permite vivir con más felicidad.